- Retraso en el crecimiento, con una estatura y con un peso por debajo del promedio
- Rostro angosto, mandíbula inferior pequeña, labios delgados y nariz aguileña
- Cabeza desproporcionadamente grande para el rostro
- Ojos prominentes y cierre incompleto de los párpados
- Caída del cabello, incluso de pestañas y cejas
- Piel delgada, manchada y arrugada
- Venas visibles
- Enfermedad progresiva grave del corazón y de los vasos sanguíneos (cardiovascular)
- Endurecimiento y estiramiento de la piel en el tronco y en las extremidades (similar a la esclerodermia)
- Formación de dientes tardía y anormal
- Cierto grado de pérdida de la audición
- Pérdida de grasa debajo de la piel y pérdida de masa muscular
- Anomalías esqueléticas y huesos frágiles
- Articulaciones rígidas
- Dislocación de caderas
¿QUÉ ES LA PROGERIA?
La progeria, también conocida como «síndrome de Hutchinson-Gilford», es
un trastorno genético progresivo extremadamente raro que acelera el
envejecimiento de los niños y que comienza en los primeros dos años de vida.
Los niños con progeria suelen parecer normales cuando nacen. Durante el
primer año, comienzan a aparecer los signos y síntomas, como crecimiento lento
y caída del cabello.
Los problemas cardíacos o los accidentes cerebrovasculares son las
causas finales de muerte en la mayoría de los niños que padecen progeria. La
esperanza de vida promedio de los niños que tienen progeria es de 13 años,
aproximadamente. Algunos pueden morir más jóvenes y otros pueden vivir más,
incluso hasta los 20 años.
La progeria no tiene
cura, pero las investigaciones en curso muestran cierta esperanza en cuanto al
tratamiento.
Síntomas
En general, dentro del primer año de
vida, el crecimiento de un niño con progeria se desacelera en forma notable,
pero el desarrollo motor y la inteligencia se mantienen normales.
Los signos y síntomas de este
trastorno progresivo consisten en una apariencia característica:
Causas
- Problemas con los vasos sanguíneos que irrigan el corazón (problemas cardiovasculares), lo que provoca ataques cardíacos e insuficiencia cardíaca congestiva
- Problemas con los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro (problemas cerebrovasculares), lo que provoca accidentes cerebrovasculares.
- Medir la estatura y tomar el peso
- Marcar las mediciones en un gráfico de la curva de crecimiento normal
- Analizarle la audición y la visión
- Tomar los signos vitales, incluso la presión arterial.
- Tratamiento
- Otros medicamentos. Según el trastorno que tenga tu hijo, el médico puede recetar otros medicamentos, como estatinas para reducir el colesterol, medicamentos para reducir la presión arterial, anticoagulantes para ayudar a prevenir los coágulos sanguíneos y medicamentos para tratar los dolores de cabeza y las convulsiones.
- Fisioterapia y terapia ocupacional. Estas terapias pueden ayudar con la rigidez de las articulaciones y los problemas de cadera para contribuir a que tu hijo se mantenga activo.
- Nutrición. Los alimentos y suplementos nutritivos y de alto contenido calórico pueden ayudar a mantener una nutrición adecuada.
- Atención dental. Los problemas dentales son frecuentes en la progeria. Se recomienda que consultes con un dentista pediátrico con experiencia en progeria.
- Dosis baja de aspirina. Una dosis diaria puede ayudar a prevenir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Una sola mutación de un gen es
responsable de la progeria. El gen, conocido como «lamina A», produce una
proteína necesaria para mantener unido el centro (núcleo) de una célula. Cuando
este gen presenta un defecto (una mutación), se produce una forma anormal de la
proteína lamina A, denominada «progerina», que hace que las células sean
inestables. Esto parece provocar el proceso de envejecimiento de la progeria.
A diferencia de muchas mutaciones
genéticas, es poco frecuente que la progeria se herede. En la mayoría de los
casos, la mutación genética es inusual y fortuita.
Complicaciones
Los niños con progeria suelen padecer
un endurecimiento grave de las arterias (ateroesclerosis). Este es un trastorno
en el cual las paredes de las arterias (los vasos sanguíneos que transportan
nutrientes y oxígeno del corazón al resto del cuerpo) se endurecen y se
engrosan, lo que suele restringir el flujo sanguíneo.
La mayoría de los niños con progeria
mueren por complicaciones relacionadas con la ateroesclerosis, como:
Diagnóstico
Los médicos pueden sospechar un caso
de progeria según los signos y síntomas característicos del síndrome. Un
análisis genético para detectar mutaciones del gen LMNA puede confirmar el
diagnóstico de progeria.
Una exploración física exhaustiva que
comprende lo siguiente:
La progeria no tiene cura; sin embargo, el control regular para detectar enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos (cardiovasculares) puede ayudar a controlar la enfermedad de tu hijo.
Durante las visitas médicas, se
medirán el peso y la estatura de tu hijo, y se marcarán en un gráfico de
valores de crecimiento normal. El médico podrá recomendar evaluaciones
periódicas adicionales (como electrocardiogramas y exámenes dentales, de la
visión y de la audición) para comprobar si hay cambios.
Ciertas terapias pueden aliviar
algunos signos y síntomas, o retrasar su aparición. Los tratamientos dependen
del trastorno y los síntomas de tu hijo. Estos pueden ser los siguientes:
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